sábado, 8 de julio de 2017

Baby Driver (2017): Nobody puts B-A-B-Y in the corner

Edgar Wright es uno de mis directores favoritos. Con su Trilogía del Cornetto y Scott Pilgrim consiguió hacer cuatro películas excelentes, a las que me es imposible sacarle fallos. Su sentido del humor, su manera de hacernos conectar con sus personajes, su cine sobre personajes no guays y cierto aire perdedor, sus planos, sus referencias, su imaginación en lo visual a la hora de construir imágenes, sus bandas sonoras, su facilidad para crear personajes y situaciones que forman parte de tus recuerdos cinéfilos y del recuerdo cinéfilo de toda una generación, tengan más o menos repercusión sus películas. En Baby Driver tenemos mucho más de esto. 

Si conoces a Edgar Wright, sabes que si hay algo que le gusta además del cine es la música. Lo ha demostrado anteriormente, tanto en sus películas como en declaraciones, redes sociales o entrevistas, y en Baby Driver consigue una fusión perfecta de dos pasiones. Baby Driver es una gozada para la vista y para los oídos, es una celebración de los dos sentidos, es una muestra de que cuando van de la mano, son mejor. Es espectáculo, es el musical que no te esperas. 

Porque Baby Driver puede parecer que peca de nacer de un argumento no muy original: el protagonista (Ansel Ergot) trabaja de conductor especializado en fugas para su jefe cabroncete (Kevin Spacey), que tiene un equipo dedicado a atracos. Pero no has visto otra película igual. En el cine, como en todo, se han contado las mismas cosas un millón de veces. Lo interesante es cuando alguien nos muestra otro punto de vista, cuando el camino es diferente. Según leí en la revista Empire, la idea se le ocurrió a Edgar Wright escuchando música en su apartamento, y pensó en alguien que no pudiera conducir sin escuchar música.


Así nació Baby, nuestro protagonista. Sí, Baby, B-A-B-Y, Baby. Baby siempre va con sus gafas de sol y sus auriculares puestos, tiene diferentes ipods según su estado de ánimo y los días de la semana. Baby es inmediatamente historia del cine: puedo parecer atrevida diciendo esto, pero la construcción del personaje es tan perfecta, carismática y reconocible que será imposible que alguien vea a un chico con gafas de sol y sus auriculares y no piense en Baby, especialmente si está detrás de un volante. Ha creado una imagen que va a pasar a formar parte de la cultura de todos aquellos que vean Baby Driver. No nos vamos a olvidar de Baby. Por supuesto, Ansel Ergot tiene parte de culpa: está inmenso como Baby, conecta con nosotros de inmediato, y sabemos todo lo que pasa por su cabeza.

Imposible olvidarnos de Baby cuando recorremos el camino sin despegarnos de él. Escuchamos lo que él escucha, vemos lo que él ve, sentimos lo que él siente. Somos Baby, y no es difícil serlo. En mi caso, adoro los personajes que tienen problemas, que no son héroes, que son discriminados, que no encajan, que están rotos, marcados por un suceso trágico. ¿Quién no se ha sentido así alguna vez? Pero los freaks, los nerds, también podemos molar. También pueden demostrarte que son mejores que aquellos que se ríen de los que son diferentes. Y que esos que se ríen de ellos, deben tener cuidado, porque algún día les puedes cabrear y entonces veremos si se siguen riendo.


Baby se siente conectado al mundo a través de la música y la conducción. Todos tenemos nuestro refugio, algo que nos salva y nos mantiene en este mundo. Cómo no vamos a empatizar con Baby. Y cómo no vamos a entender lo que siente Baby cuando conoce a Debora (Lily James), que aparece en su vida a través de la música, cómo no. Porque hay veces que algo te hace click con alguien, cuando todos los demás parecen extraños que están a millas de distancia de ti, aparece alguien que habla en tu mismo idioma, que te conecta y te reconcilia con el mundo. Alguien que te da ilusión, alguien con quien perderse dejando el resto del mundo atrás. Una oportunidad de una vida nueva, porque por muchas millas que recorra Baby, su pasado siempre le pesa.

Pero no es fácil para Baby. Como ya he dicho, trabaja para un jefe un poco cabroncete, y Baby no puede dejar este mundo cuando quiera. No está solo tampoco: aparte de su jefe, tenemos a un psicópata (Jamie Foxx) que está listo para estallar en cualquier momento y llevarse a quien pueda por delante; y a unos Bonnie y Clyde (Eiza González y Jon Bernthal) con mucha pasión y muy mala leche. El espectador se ve envuelto en una situación comprometida: sabes que Baby es una buena persona (si hasta tiene aspecto de niño bueno que hace poco que dejó el cole), que debe alejarse de ese mundo, solo quieres que la vida le vaya bien. Pero cuando te rodeas de gente así, las cosas no son fáciles. Y quizás, por muy buena persona que seas, te ves en medio de una circunstancia que te obliga a tomar la decisión de qué es lo moralmente correcto, y la respuesta no es sencilla. A pesar de que Edgar Wright no es tan básico como yo y no lo dice en la película, a mí me parece acertado: Nobody puts Baby in the corner. Intentarán hacerlo durante toda la película, pero él les demostrará que eso no se le hace a Baby.


Como ya digo, Wright no es tan básico, y nos da buenas dosis de humor, como siempre, entre carrera y carrera. Tenemos persecuciones inolvidables, acción, música. Es entretenimiento puro, pero eso no significa que solo sea eso: parece que cuando una película es divertida y tremendamente entretenida, es hueca; y cuando haces una película aburrida pausada y con alguna frase aparentemente trascendental, tu película es muy profunda. Que tu película se aleje de los blockbusters no le da profundidad; mientras que hacer una película que se acerca no le resta calidad, mérito o diferentes lecturas. La manera en la que está rodada y editada Baby Driver es ya un prodigio por sí misma, una muestra de talento que te va a dejar con ganas de más. No solo nos acompañará Baby en el recuerdo, hay muchos momentos que dejan huella. ¡Hasta elementos! Esas cintas de casette, que realizan una conexión perfecta: Baby Driver es una película actual, pero tiene cierto aire a esas películas que se hacían hace décadas, cuando los blockbusters eran pura magia. Por cierto, entre Baby Driver y Guardianes de la Galaxia, ¿conseguirán que los casettes vuelvan y molen más que los vinilos? No sé, pero al menos demuestran que todavía es posible hacer películas comerciales de alta calidad.


¿Os acordáis de la escena de Shaun of the dead en la que golpeaban a zombies al ritmo de la música de Don't stop me now Queen? ¿Os parecía buena? Con Baby Driver vais a alucinar. El uso de la música y los cambios de planos, movimientos y acciones es, sencillamente, para alucinar. Para alucinar, disfrutar, preguntarte cómo se le ha podido ocurrir, pensar en qué bien medido que está todo, y para dar las gracias a Edgar Wright por maravillas así. Los últimos 30-40 minutos de metraje te harán pasar desde el mejor rato de tu vida hasta vivir una tensión y una adrenalina difíciles de sobrellevar. Un cierre espectacular para una película espectacular. Pero no te confíes, no te confíes pensando que sabes de qué va la cosa, que Baby Driver es cine de autor, cine puro, disfrazado de una fiesta.

martes, 27 de junio de 2017

Las aventuras de Priscilla, reina del desierto (The Adventures of Priscilla, Queen of the Desert) (1994): Vivan la libertad y los zapatos de tacón

Aprovechando las celebraciones a nivel mundial del Orgullo 2017, es un buen momento para rescatar esta joya (yo misma la vi por fin hace un par de semanas) que a día de hoy sigue siendo moderna. Han pasado 23 años desde el estreno de esta película de culto y aún sigue viva en forma de musicales y en el recuerdo cinéfilo y de la comunidad LGTBI, porque lo que se cuenta en Las aventuras de Priscilla, reina del desierto sigue siendo actual.

La primera muestra de lo importantísima que es y de lo necesaria que es la educación sobre estos temas es que me he encontrado a muchísima gente diciendo que la historia de Priscilla es la de tres drag queens. No. Tenemos a dos drag queens: Anthony/Mitzi (Hugo Weaving) y Adam/Felicia (Guy Pearce) y a Bernadette (Terence Stamp), una mujer transexual. A día de hoy, hay gente que ni siquiera es capaz de entender la diferencia entre una queen y una mujer transexual. Es gravísimo. Pero no importa, porque vamos de modernos, pero seguimos tratando al LGTBI como ese grupo aislado, que no tiene nada que ver con nosotros, y para qué nos vamos a informar, a solidarizar, a integrar. Son los mismos que no saben nada y que no tienen interés en saber, los que luego aseguran que no sufren de ninguna fobia, pero a los que les molesta cualquier manifestación y apoyo al LGTBI.


Volviendo a Priscilla, nos cuenta la historia, como ya he dicho, de dos drag queens y una mujer transexual. Anthony es contratado para actuar en Alice Springs, una ciudad para la que es necesario atravesar el desierto australiano para llegar hasta ella. Necesita compañeras de actuación, y no duda en contar con Adam, la queen más joven y engreída; y con Bernadette, de carácter más serio y depresivo, que en su día hizo performances, y ahora acaba de sufrir la pérdida de su pareja. El viaje corre por su cuenta, y ahí es cuando la aventura comienza: cuando pasa a ser una road movie, y como buena road movie, el destino no es lo más importante, si no todo lo que sucede entre medias, esas experiencias que cambiarán a los protagonistas y que a ti te harán sufrir y reír con ellos.

Solo que en esta ocasión el medio de transporte es algo más especial: Felicia consigue un autobús, al que llama Priscilla, el cual será un icono y sufrirá tantas transformaciones como sus propias protagonistas. Priscilla las llevará por las profundidades del desierto de Australia, y nos contará una historia de amistad. Esa amistad que compartes con alguien cuando os une algo muy especial, esa amistad en la que a veces matarías a tu amigo, en la que no lo soportas, en la que os llegáis a decir alguna cosa hiriente, pero si alguien intenta hacerle daño a ese amigo, matarías y te daría igual ponerte en peligro. Esa amistad que te une cuando tú llevas una sonrisa al mundo, pero el mundo te da la espalda y sientes que solo esos amigos comprender tu dolor, tu soledad, el rechazo que sientes.


Porque ellas se ponen sus taconazos, sus vestidos, sus maquillajes, intentan divertirse, que los demás se diviertan con ellas, simplemente son quienes quieren ser, sin hacer daño a nadie. Y solo por eso, reciben una pintada en Priscilla: "AIDS FUCKERS GO HOME". Esa es la respuesta del mundo cuando tienen la valentía de ser quienes quieren ser. Eso no las frena, eso no detiene la diversión de la película, pero Mitzi nos recuerda que no es fácil:

"It's funny, you know. No matter how tough I think I'm getting, it still hurts"
Duele, duele no ser aceptado. y que los demás se vean con derecho a decirte cualquier barbaridad y tratarte como escoria. Duele, pero hay que ser fuerte, hay que ser valiente y recordar que no estás solo. Y recorriendo pueblos de una Australia profunda, se van a encontrar con mucho rechazo, pero eso no va a impedir que ellas salgan de fiesta vestidas de drags o que escondan quienes son. Priscilla es un canto a la libertad, a la diversidad y al respeto. Qué fácil y qué bonito sería el mundo si en lugar de dejarnos llevar por el odio hacia lo diferente, nos dejáramos llevar por el amor y agradeciéramos que no todo en el mundo es gris y aburrido en lugar de querer destruir cada muestra de color que surge.


Todo prejuicios, y no nacemos con ellos. No nacemos pensando que el arcoiris no es un color válido y que la única respuesta correcta es el gris. Nos enseñan que es así. Y cuando nuestras protagonistas se encuentran con gente libre de prejuicios, vemos aceptación, vemos felicidad, diversión, vemos que se dejan llevar y, evidentemente, no ven nada malo en algo que nunca ha sido malo por mucho que otros digan lo contrario. Y ese es un momento maravilloso, esa escena en la que se encuentran con aborígenes australianos y deciden entretenerles con su show, y esa gente no solo disfruta, si no que se unen. ¿No es precioso cuando nos aceptamos y nos respetamos? Y piensas: cómo es posible que no sea siempre así.

Así que, durante el viaje, se encontrarán con gente que las odie, con gente que las admire, con gente que no le dé importancia, con gente que solo odie. Habrá tensión hasta entre ellas, conocerán secretos la una de la otra, se comprenderán mejor. Y todo esto, con un guión rápido y lleno de frases ingeniosas, con música, ensayo de coreografías en pleno desierto, looks que no podrás olvidar, I will survive sonando, ABBA, tacones y un mensaje claro: hay que pasarlo bien, hay que disfrutar de la vida y seguir hacia delante hasta cuando no paren de ponerte piedras para que te tropieces, y sobre todo, no hay que renunciar a uno mismo. Por supuesto, también se enseña que ser drag queen lleva trabajo: las vemos cosiendo, practicando, ensayando, creando... Ser drag queen es ser artista, es pura creatividad, y ya va siendo hora que se las reconozca como tal.


Priscilla nos regala también imágenes mágicas y poderosas, que se quedarán grabadas en tu retina, como Felicia subida en un zapato de tacón gigante encima del autobús, en medio del desierto, ataviada con su indumentaria de drag. La libertad, la defensa de ser uno mismo, desde unos zapatos de tacón en este caso, condensada en una simple imagen. Y nos regala tres amigas, porque en ello se convertirán este trío: en tus amigas, te reirás con ellas, sufrirás, te alegrarás cuando les vaya bien, la impotencia y la rabia te comerán por dentro cuando alguien las ataque. Solo queda darles las gracias, las gracias por los buenos ratos, por enseñarnos a mantener la cabeza bien erguida, con ORGULLO, por ser como son. Mientras otros se dedican a odiar a los que no son como ellos, el resto celebremos la diversidad, la libertad y llenemos la vida de música, fiesta, diversión y color.

Ladies, start your engines! Dejaos llevar por este viaje. Feliz Orgullo, happy World Pride, y que Priscilla siga recorriendo el mundo expandiendo su mensaje.


viernes, 23 de junio de 2017

Wonder Woman (2017): Queremos más Wonder Womans protagonizando películas

Este fin de semana se estrena en España Wonder Woman, que vi hace unas semanas en Londres. Y hablar de esta película no es solo hablar de su calidad cinematográfica, es hablar de algo más. Una película con una superheroína como protagonista y dirigida por una mujer. Antes de verla, solo pensaba: "ojalá le vaya bien a esta película, independientemente de como sea". No suelo desear eso, pero imaginaos que llega a ser un fracaso: la industria tiene la excusa de cerrarle todavía más puertas a las mujeres, a decirles "no te vamos a dejar dirigir, p
orque mira qué desastre", o "no, no vas a ser la protagonista, las mujeres no venden entradas de cine".

Por suerte, le ha ido bien. Y por suerte para todos nosotros, la película no es un truño. ¿Es mejorable? Sí. ¿Pero es disfrutable? Sí. ¿Y por qué lo es? Básicamente por dos cosas: el entretenimiento funciona, y porque gracias a su protagonista, parece que estemos viendo algo nuevo. Porque esto se lo hemos visto hacer a hombres millones de veces, pero esta vez es una mujer. Y es un subidón tremendo ver a una mujer llevando el mando, repartiendo, siendo independiente, peleando. Las bromas funcionan con una inocente Diana en un mundo que no conoce; las escenas de acción son entretenidas, la trama es ligera, pero no estúpida; dónde otras solo ponen un despliegue de medios audiovisuales, tenemos un alma que viene de intentar demostrar que películas así son necesarias, de que teníamos ganas de verlo, de dibujar un personaje, de hacerlo bien porque todos nos lo merecíamos, y de la interpretación de Gal Gadot.


El magnetismo de Gal Gadot traspasa la pantalla, y no tiene rival en escena. Su Wonder Woman es carismática, fuerte, divertida; y aunque sea tierna, dulce e inocente, esto no se usa para dibujar el prototipo de mujer frágil, si no para mostrar bondad y sentido de la justicia, y unas ganas de luchar para que la oscuridad no devore al mundo. Y en ese sentido, solo podemos estar de acuerdo con ella, podemos ver su rabia, su impotencia, su dolor, y queremos que triunfe. Y lo hace en un mundo de hombres, pero para ella no hay diferencia: viniendo de un lugar en el que solo hay mujeres, cómo va a pensar ella que las mujeres no están capacitadas para hacer algo, o que son menos que un hombre, que no tienen los mismos derechos o privilegios. Qué disparate que no sea así, ¿verdad? Qué fácil enseñar que el machismo es absurdo desde una mente libre de prejuicios.

Así que, hay cosas para celebrar en Wonder Woman. ¿Aspectos mejorables? Como ya he dicho, si no fuera una mujer, no sentiríamos que aporta nada nuevo. Por otro lado, ella es la protagonista... o eso parece. Hay veces que el personaje de Chris Pine tiene el mismo peso que ella, y de hecho hay motivaciones de Diana que parece que provengan de su relación con él. Por un lado, hay química entre los dos, pero por otro, en mi opinión la relación amorosa sobra. No es necesaria para que la historia avance, Diana no necesita enamorarse de él para seguir luchando. Y en fin, si lo piensas, ¿qué necesidad hay de darle tanto protagonismo a él? Nos atrevemos con una película de protagonista femenina, pero aún necesita apoyo fuerte de personajes masculinos. Estamos hablando de una superheroína: los superhéroes son los protagonistas, sus acompañantes no suelen estar al mismo nivel. Hay que atreverse del todo, aunque se agradece este primer gran paso. Por otro lado, el tema del villano no considero que esté resuelto demasiado bien: es un cero en carisma y su presencia no tiene nada de épica. Recordaré otras cosas de la película, y al villano preferiré olvidarlo.


En conclusión: hay que disfrutarla y celebrarla, y esperar que esto solo sea el principio. La industria ya no tiene excusa, por mucho que algunos hombres se enfaden. Solo quería hacer otro apunte: he visto a gente diciendo por la red que el fracaso del remake de Ghostbusters no fue para nada culpa del machismo porque Wonder Woman sí ha triunfado. Que Wonder Woman esté teniendo éxito, no significa que el machismo no afecte al trabajo de la mujer en el cine, es muy importante recordarlo. Antes del estreno de Ghostbusters, solo había comentarios vomitando odio, hombres quejándose de que hubiera mujeres protagonizando esa historia, y comentando lo hartos que estaban de "esta nueva moda de que las mujeres protagonicen películas". Moda. Atentos, amigos: las mujeres somos una moda que pasaremos de moda, como las hombreras. Los únicos personajes protagonistas válidos porque existen en este planeta son los hombres (blancos mejor, claro) heterosexuales; los demás, somos  seres que bah, ya pasaremos de moda.


Algunos dieron la excusa de que era el remake de algo muy mítico. Y sí, digo excusa, porque soy la primera que critica este tipo de remakes, pero en este caso era rabia y odio como se ha visto en otros casos; y otros remakes no han recibido esto, ni por supuesto, insultos personales a los actores de esta manera. Una de las actrices tuvo que abandonar Twitter. Y a Daisy Ridley, Rey en la nueva saga de Star Wars, le pasó lo mismo: tuvo que dejar Instagram debido a los insultos que recibía. Podéis apostar lo que sea a que sus compañeros de reparto masculinos no sufrieron lo mismo. Solo tenéis que echar un ojo por cualquier rincón de Internet para encontrar quejas de hombres ante el hecho de que Rey sea la protagonista. Luego son los que nos llaman feminazis y exageradas, pero no pueden soportar ni siquiera que una mujer protagonice una película que antes era terreno de hombres. Por eso Wonder Woman es diferente: forma parte de la cultura popular, todos la conocemos. Las de Cazafantasmas y Rey estaban haciendo algo que antes hacían hombres. En Cazafantasmas, ellas no aparecen sexualizadas en ningún momento y hubo insultos en relación a su físico. En Wonder Woman, tenemos a Gal Gadot, que es una preciosidad, y en las imágenes promocionales se puede ver lo pibón que es (aún así, ella también fue insultada por su físico cuando se anunció que ella iba a ser Wonder Woman). No molesta tanto una mujer guapa que además enseñe un poquito de cacha como unas mujeres protagonistas tratadas como si fueran hombres corrientes: sin que el físico importe.

Además, Wonder Woman aparecía rodeada de hombres en los trailers. De hecho, Chris Pine habla más que ella en muchos. ¿Y en Cazafantasmas? El único hombre que salía parodiaba el prototipo de chica guapa tonta. Eso sí: lo hizo con respeto, dándole humor y dignidad al personaje en lugar de tratarlo como un simple adorno. Pues eso los hombres, no lo soportaron. Dijeron: ay, ¿y si fuera al revés? Queridos, siempre es al revés; esto es una parodia con respeto, cuando nos pasa a nosotras no tenemos tanta suerte.


Y os olvidáis de lo fundamental: las mujeres queremos ver Wonder Woman. Queremos representación, queremos ver que podemos ser las protagonistas, queremos ver que somos fuertes. Trabajo en un cine en Londres, y han ido a verla niñas con sus padres, grupos de amigas... Os aseguro que eso no ha pasado con otra película de superhéroes que hayamos estrenado. Por todo esto, aunque a Wonder Woman no le haya afectado el machismo, no significa que a otras muchas no les pase. No hay que restarle importancia al tema de que para muchos, todavía, que las mujeres protagonicen y dirijan películas, es un problema. Ojalá Wonder Woman empiece a cambiar, un poquito, todo esto.

lunes, 1 de mayo de 2017

Crudo / Raw / Grave (2016): Cuando tus impulsos se enfrentan a la sociedad

Se ha hablado mucho de Raw. Quizá más de aquellos desmayos aislados y de lo polémica que podría ser que de lo verdaderamente importante: estamos ante una película diferente, que puede gustar más o
menos, pero en la que hay talento, algo que merece la pena.

Para quitarme de encima ya el tema y profundizar en otros asuntos de Raw que me interesan más: no es para tanto en cuanto al gore y/o el asco que pueda llegar a dar. Hay infinidad de películas peores que nos hemos tragado en masa como cine comercial. ¿Por qué esta es un problema entonces? Porque es perturbadora, y lo es no por ciertas escenas o por los litros de sangre, si no por la película en sí misma, por su historia, por cómo está rodada, porque no está vacía de significado, es un torrente emocional y nos provoca preguntas. Algún momento puntual puede removernos el estómago, pero insisto: no es para tanto.

Raw es la historia de Justine, y Justine podríamos ser cualquiera de nosotros. Justine ha sido educada de una manera que marca su vida y su manera de actuar, y al separarse de su familia y pasar a un mundo más adulto en el que se verá sola, se tendrá que enfrentar a su verdadero yo. Y enfrentarse a su verdadero yo supondrá poner en duda lo que siempre creyó, su educación, sus valores, reconocer sus instintos, sus deseos, sus impulsos.


Asimismo, su verdadero yo se enfrentará a la masa, al grupo de gente que forma parte de la misma unidad. Debe actuar como todos para ser aceptada, pasar desapercibida, ser otra chica normal... ¿O debe hacerse caso a sí misma? Por otro lado, ¿qué tiene de real ese nuevo yo? ¿Es ella realmente, o todo eso ha despertado por la nueva vida, la presión social, la masa que quiere que sea una más? ¿Y cuánto de real tenía su antiguo yo, completamente influenciado y sobreprotegido por su familia?

El paso de la adolescencia a la madurez es un viaje de descubrimiento y no es fácil encontrarse a uno mismo. Hay que experimentar, dejarse llevar. Y hay veces que puede que no nos guste lo que encontremos. Te puede llevar a terrenos peligrosos. ¿Y si tenemos impulsos y deseos diferentes a los del resto? ¿Qué hacemos con ellos? ¿Por qué no íbamos a seguirlos? Ese miedo a ser distinto, a no encajar, nos frena. Pero Justine decide no frenar.



Todo esto está contado de forma muy particular, al centrarse en un impulso poco común, y también salta por otros temas. Raw tiene dosis de humor negro, la exploración del nacimiento del deseo sexual, y hey, sorpresa, está hecho de forma normal.
"Intenté dar otro punto de vista sobre la sexualidad femenina en su comienzo. Era importante para mí porque estoy harta de la manera en la que se refleja el descubrimiento de la sexualidad de las chicas jóvenes en el cine. Siento que siempre se cuenta la historia de una víctima. Siempre es sobre el miedo o la duda que surge después. '¿Voy a ganarme una reputación?' '¿Me va a llamar?' '¿Es el chico correcto?' '¿Hice lo correcto con él?' Eso no tiene nada que ver con la sexualidad. La sexualidad no es una víctima. Eso es más como una moral social: una voz en la cabeza, no en el cuerpo. Para mí, la sexualidad está en el cuerpo. Y ciertamente no deberías ser una víctima. No es algo que simplemente te pase, es algo en lo que eres activo, y no pasa nada por ello." Julia Ducornau, directora de Raw, en una entrevista con el BFI


Con respecto a esto, aunque no sea el tema principal, Raw muestra una postura feminista, que también deja entrever en otros detalles como cuando enseña cosas que la sociedad exige a las mujeres (la depilación, arreglarse más, el ponerse "más puta"), y por supuesto, la construcción de los dos personajes femeninos protagonistas. La elección de la canción del grupo Orties que la protagonista escucha en una escena no es desde luego casual. 

En Raw también hay sangre, tensión, un uso de la música magistral que nos moverá por las emociones de Justine, unas actuaciones increíbles (lo de Garance Marillier es espectacular), reflexión sobre las relaciones familiares, la educación y hasta algo de debate sobre el consumo de carne. Ella es vegetariana, y al principio se habla del sufrimiento animal. En la escuela veterinaria dónde ella estudia, vemos a los animales serenos, mirando fijamente a cámara como retándonos a negarles que tienen consciencia propia; una actitud que dista mucho de algunas escenas escenas con personas, en las que hay descontrol y se dejan llevar por sus instintos primarios. Igual no hay tanta diferencia entre ellos y nosotros. Entonces, ¿por qué está bien visto consumir una carne y la otra no? ¿Hasta qué punto es ético o no lo es? ¿Qué pasa con los valores morales cuando tu instinto te dice otra cosa, como le pasa a Justine?



Raw son muchas preguntas, que crecerán después de haber visto la película: pasarás días pensando en ella, y probablemente crecerá en tu cabeza. Es cine bien hecho, con contenido, y cine que sorprende. Atreveos.

viernes, 14 de abril de 2017

Por qué yo no quiero una novia para Elsa en Frozen 2 #GiveElsaAGirlfriend

La verdad es que la campaña de #GiveElsaAGirlfriend no es nueva, pero, ¿cuándo se ha dejado de hablar de Frozen desde que salió? Y esperad a que se estrene la segunda parte: vamos a tener que ir saltando por la calle para esquivar a las 300 millones de niñas disfrazadas de Elsa, las 100 millones disfrazadas de Anna, y habrá que hacerse ermitaño durante diez años para no escuchar 500 veces por semana su banda sonora y Let it go, que jamás pasará de moda y será la canción que el mundo entero cantará en cuanto aparezca un copo de nieve.

Internet reclama una novia para Elsa en la segunda parte del fenómeno Frozen, porque sería maravilloso tener a una princesa (en este caso, reina) lesbiana y que los niños tuvieran modelos LGTB totalmente integrados y normalizados. Sí, sería maravilloso, no lo niego. Pero yo no quiero una novia para Elsa. Y me parece que los que piden que Disney se actualice, en realidad son culpables también de una educación bastante anticuada de la que cuesta librarse.


No creo que Frozen sea de las mejores películas Disney, ni siquiera de los últimos años, aunque sería hipócrita por mi parte no reconocer que me lo paso bastante bien con ella y que he cantado y escuchado la banda sonora hasta la extenuación. Y sí, aquí hay otra fan de Elsa, para qué negarlo. Lo que me interesó del personaje de Elsa fue que consigue hacerse con la película, a pesar de estar hecha un desastre por dentro, y sufrir algo que podemos sufrir todos hoy en día: la no aceptación de uno mismo, ataques de pánico, ansiedad e incapacidad para relacionarse con los demás. Es un personaje inestable emocionalmente, con unos problemas bastante gordos, que no suelen ser los típicos que se reflejan en Disney. No tenemos a la princesa dicharachera, simpática y amable que se hace amiga hasta de los pajaritos del bosque y con su sonrisa inocente consigue que le barran la casa y le laven los platos; sino que tenemos a una que huye, se encierra, se rechaza a sí misma, sufre ansiedad y no es capaz ni de relacionarse con su hermana, la persona que más le importa en el mundo.

En este sentido, Elsa es importante. Porque a pesar de todo eso, su hermana la quiere; porque Let it go es un canto de aceptación a uno mismo y a salirse de lo establecido (algunos aseguran que es un himno gay, una oda a la salida del armario... y puede ser eso, y puede ser todo lo que vosotros queráis: cualquiera que se salga de la norma y sea rechazado por ello se sentirá identificado con la letra). Porque sus virtudes brillan y esa carga de problemas emocionales no impiden que haya sido un personaje querido en todo el mundo. Hoy en día, todavía hay gente que se lleva las manos a la cabeza cuando escuchan la palabra psicólogo. El estigma es real, y los personajes protagonistas imperfectos, con problemas reales, son necesarios.


Con toda esta movida a sus espaldas, Elsa no muestra ningún interés romántico en Frozen. Y ahora la gente pide que se le de una novia, como idea moderna y revolucionaria, que en realidad esconde un transfondo muy conservador: como no ha mostrado interés por ningún hombre, pues hacedla lesbiana. ¿En serio? Básicamente, todo personaje femenino que no muestre interés por un hombre, ¿es lesbiana por descarte? Por otro lado, ¿qué necesidad hay de que Elsa tenga una pareja? ¿Por qué? ¿Por qué necesita de otra persona para que su personaje esté completo?

Todavía hoy, tenemos presión para tener pareja, sobre todo si llegas a cierta edad. La soltería parece una maldición de la que te tienes que librar cuanto antes, y no importa qué tipo de relación lleves o lo que quieras en la vida: lo importante es que te emparejes. La soltería no está aceptada. Ni siquiera la aceptan para Elsa. Es cierto que hay otras chicas Disney sin pareja, como Mérida (Brave) o Moana, pero también es verdad que son personajes adolescentes, y que Elsa ya es una reina, una mujer, y claro, su hermana ya se ha echado novio, cómo se va a quedar sola la pobre, vamos a darle una novia.

Estáis pidiendo que se le dé una novia a un personaje que ni siquiera es capaz de relacionarse de forma normal con su hermana. El personaje de Elsa es complejo, y tiene millones de posibilidades de desarrollo por sí mismo, sin necesidad de adjudicarle una pareja. Sería completamente incoherente con el personaje, a no ser que Frozen 2 se convierta en un mundo de arco iris en el que Elsa está completamente insertada en la sociedad y se relaciona con todo el mundo y consigo misma de manera normal. Entonces, no sería descabellado, pero sería la muerte de un personaje por convertirlo en algo que no es.


Voy a dejarlo claro: me encantaría una pareja protagonista gay en Disney. Me encantaría que se incluyeran personajes del colectivo LGTB. Seré la primera en dar saltos de alegría cuando eso pase (porque espero que pase, por favor). Me encantó lo que hicieron con LeFou en la nueva La bella y la bestia: incluyeron su homosexualidad de forma completamente natural en el personaje, y sin recalcarlo todo el rato, sin caer en estereotipos y no basaron su historia en su sexualidad, lo cual ayuda a que se normalice y se integre mucho mejor. Su interés por Gastón no es diferente de otros intereses amorosos que se ven en la película, y no se trata de forma diferente. Gracias. Quiero, EXIJO, más personajes así. Y ojalá se atrevan a hacerlos protagonistas también. Aunque también digo que siempre se lo pedís a Disney como si fuera el origen de todo mal, cuando la mayoría de películas comerciales que todos consumimos no muestran esa diversidad y sus personajes femeninos no son ni la mitad de interesantes que los de Disney.

Pero no, no quiero una novia para Elsa: quiero que Elsa evolucione de forma natural, quiero que pueda ser soltera y no pase nada. Quiero que no necesite tener intereses amorosos, y que no pase como en la vida real: que seas soltera y te exijan tener novio; o que asuman que eres lesbiana si no muestras interés por hombres en algunos momentos de tu vida.

jueves, 23 de marzo de 2017

10 razones por las que RuPaul's Drag Race tiene que ser tu programa favorito

Recuerdo que cuando me mudé a Londres fue cuando empecé a escuchar hablar del reality de RuPaul. Incluso alguien de mi trabajo me dijo que lo tenía que ver, que lo iba a adorar. Siempre estábamos como: sí, sí, hay que buscar ese reality de drags y verlo. Pero, como tantas otras cosas pendientes que prometes ver, cayó en el olvido. Hasta que llegó Netflix. Jamás olvidaré cuando llegué de trabajar un día y mi pareja me dijo: "¿A que no sabes que hay en Netflix? ¡El reality de las drags que teníamos que ver! ¡HE VISTO EL PRIMER CAPÍTULO Y ES MARAVILLOSO!"



A lo que yo respondí: ¡pon el siguiente episodio ya! Y ahí cambió todo. Porque RuPaul te cambia la vida, porque las cenas ya no son lo mismo sin RuPaul y el plan perfecto ahora es volver de trabajar, y sentarnos los dos en el sofá con RuPaul y pizza. Porque ya no puedo hablar sin que de vez en cuando me salgan referencias. Porque mi Instagram ahora es una mezcla de animalitos, comida, idols de kpop, alguno que otro del mundo del cine y mis drags favoritas de las diferentes ediciones de RuPaul.

Si aún no habéis visto RuPaul, os voy a dar diez motivos por los que debería ser desde ya vuestro programa favorito de la televisión mundial y el mejor descubrimiento desde Internet. Y si ya lo habéis visto, seguro que coincidís conmigo.


1- RuPaul


Porque sí, el propio RuPaul es motivo más que suficiente para ver el programa. El presentador más carismático que te puedas echar en la cara, cuyo trabajo al final le ha valido un Emmy, y se merece eso y más. Porque nada más verlo en drag, desearás ser una décima parte de lo fabulosa que es, y con eso ya serías de las personas más fabulosas del planeta. Una diva, una glamazon, un icono del que es un regalo poder disfrutar. 


Desearás sus pelucas, su arte, su divismo, su carisma ( uniquenessnerve and talent), su ingenio, sus ocurrencias, su risa y siempre se te escapará un PERO QUÉ MARAVILLOSA ES cada vez que aparezca con su vestido antes del desfile final de cada programa. Y, además, demuestra ser una gran drag mama, aconsejando y guiando a todas las concursantes. Que tan rápido te da una lección de moda como de vida. Te queremos, Ru.


2- Entretenimiento puro, ¡esto es la tele!


Parece algo básico: que un programa de televisión sea entretenido. Pero cuántos caen en no serlo, cuántos es difícil aguantarlos por completo, cuántos no aguantan el nivel... Pero aquí llega RuPaul para dar una lección de cómo hacer televisión: es tremendamente entretenido y divertido, y temporada a temporada, jamás deja de sorprender a pesar de que repita ciertas fórmulas (y gracias a Dios que se repiten: que no me quiten mi Snatch Game, mis playbacks, the library is open, los cutrevídeos musicales y las sobreactuaciones). Cada semana hay pruebas distintas, y por supuesto, hay algo esencial: ¡¡DRAMA!! 


Porque, al fin y al cabo, es un concurso de drag queens para coronar a la mejor drag, y hay guerras de ego, mucha bitch suelta, enfrentamientos, críticas a la espalda y todo eso que nos encaaaanta. Y bueno, el humor siempre está presente. Las risas que te da RuPaul no se pagan ni con kilos de pestañas postizas.


3- El arte del drag


Por supuesto, uno de los puntos fuertes es el propio arte de las drag queens, que aporta mucho al punto número 2. Obviamente, la variedad de looks es esencial para darle vidilla al programa. Pero además de eso, RuPaul's Drag Race hace una labor importantísima para que valoremos el arte del drag. 





Vemos el trabajazo que hay detrás, habrá looks que nos dejarán con la boca abierta. Son artistas, y el programa se encarga muy bien de representarlas como tal, lo cual ayuda a que haya más respeto por el mundo del drag, que bien merecido lo tiene. Hoy en día, recordar esto todavía es muy necesario.

4- No a los roles de género tradicionales 


Como también es importante el trabajo que hace por darle una patada a los valores tradicionales en cuanto al género: que si un hombre tiene que ser muy macho, que si un hombre no puede interesarse por el maquillaje, que si una mujer tiene que ser de tal manera... No. Cada uno es libre y el género no debería ser una prisión que determine lo que debes o lo que no debes hacer. 



Mientras no se dañe a nadie, ¿qué importa lo que haga cada persona? ¿Qué importa lo que lleven puesto? El programa de televisión lo tiene claro: haz lo que quieras, sé tú mismo, y ser uno mismo jamás debe ser motivo de vergüenza o de rechazo.


5- Sí a la diversidad

El programa hace una defensa de la diversidad constante. Y no solo por la inclusión de drag queens en la primera línea televisiva, ya que la diversidad está presente en cada edición y en cada programa. Veremos gente (concursantes, jurados, invitados...) con diferentes historias, con vidas felices, con vidas muy duras, de diferentes nacionalidades, gays, heterosexuales, transexuales....; y muchos tipos diferentes de drags. 




De hecho, veremos drags sufrir cierta discriminación o sentirse infravaloradas por el tipo de drag que hacen. Pero RuPaul siempre defenderá los diferentes estilos, y defenderá que sean capaces de salirse de lo establecido, que lleven su creatividad al límite, sin importar qué tipo de drag hacen o el qué dirán. Y es que, si todas las queens fueran iguales, qué aburrido, ¿no? Y si todos fuéramos iguales en el día a día, otro aburrimiento. En la diversidad está lo bonito, lo triste es ver a gente sufrir tanto por ser tachados de diferentes.



6- Hablarás de manera distinta después de ver RuPaul



RuPaul's Drag Race es un nido de frases icónicas. Porque ya no te pondrás unos vaqueros para salir a la calle, si no que estarás serving cowboy realness. Entrarás en los sitios diciendo hiiiiiiiiii, rechazarás a la gente diciéndoles shasay away, desearás un Happy Halloween todos los días de tu vida. Da igual que no seas libra, cuando estés en modo fiesta, tu cabeza estará "PARTYYYY, I'M A LIBRAAA". Cuando alguien intente joderte, tu respuesta será NOT TODAY, SATAN, NOT TODAY. Cuando te propongas algo, te dirás a ti mismo "Good luck, and don't fuck it up". Cada vez que alguien diga "gentlemen", tu cabeza acabará la frase "...start your engines, and may the best woman WIN!" Ya no darás la enhorabuena de forma normal a nadie, si no que querrás decirles "condragulations", y si no te entienden, pedirás rupallologies. Y así podemos seguir todo el día. BAM! Eat it.




7- El amor propio

Ya estamos sobresaturados de que en todos lados nos digan que no somos lo suficientemente perfectos, que necesitamos pesar menos, o pesar más, caber en una talla 36, o marcar músculos, o ir al gimnasio en vez de cultivar la mente; o que no lleves tanta ropa negra, o que no te pongas esto porque está pasado de moda; o del no seas tan "x", y sé más como debería ser todo el mundo. Todos los días, a todas horas, nos bombardean sobre lo imperfectos que somos, sobre lo que deberíamos cambiar, sobre lo poco que debemos querernos a nosotros mismos, que oye, personas sin autoestima son más fáciles de manipular. Pero aquí está RuPaul para decirnos que somos maravillosas, que debemos querernos a nosotros mismos, y que eso es lo más importante. GRACIAS, RuPaul, porque quererse a uno mismo a veces cuesta mucho, y no debería de ser así.



8- La risa de Michelle Visage y los comentarios de Santino Rice


La risa de Michelle Visage es música para nuestros oídos. It never gets old. Igual que jamás dejarán de maravillarnos sus escotazos. O los comentarios de Santino, que debe ser la persona más biased de la faz de la Tierra: cuando ama a una drag, da igual que salga con una bolsa de basura cada semana, siempre irá de alta costura para él. Pero nos regala momentos como decirle a una concursante que parece Chewbacca en drag. Por eso, por sus piques con Michelle, porque da igual que nunca coincidas con ellos, el programa no es lo mismo sin ellos. Y bueno, tampoco sin los jueces invitados, que dan un plus también, no nos olvidemos de ellos.

9- No podrás vivir sin ellas


Asúmelo: RuPaul es tu nueva persona favorita del mundo, pero además las diferentes concursantes te robarán el corazón para siempre. Lo duro son los primeros programas de cada edición: son demasiados, y que parezcan personas diferentes de drags que de hombres hace que te armes un cacao terrible y cuando aparezcan digas: ¿y este/a quién era? Y así durante unos cuantos programas. Empezarás a identificarlas porque se convertirán en tus favoritas o porque las odiarás y desearás que les peguen una patada en el culo y se vayan a sus casas. Pero hasta cuando odias a una concursante, sabes que le dan vida al concurso. Así que, en cada edición, te enamorarás de muchas queens diferentes, y las echarás de menos solo con pronunciar sus nombres... Jujubee, Raven, Tyra, Sharon Needles, Raja, Latrice Royal, Adore Delano, Alaska, Bianca Del Rio, Pandora Box. Katya, Jinkx Monsoon, Alyssa Edwards, Detox, Chad Michaels, Carmen Carrera... qué recuerdos. Sufrirás y reirás con ellas. Y cuando lleguen las eliminaciones y las finales, si tienes la suerte de tener a alguien al lado para agarrarle la mano, probablemente le destrozarás los dedos porque lo vives más itensamente que tu propia vida.



10- The time has come...for you to lipsynch...FOR YOUR LIFE!


Cada vez que pongan un temazo tía estando de fiesta (o estando en tu casa limpiando el polvo, qué más da), ya no será lo mismo. Porque ahora el playback es un arte, es algo con lo que NO se juega, y te lo tomarás muy en serio, y lo darás todo como si RuPaul estuviera juzgándote. Porque el playback es otro arte, y te ofenderás sobremanera cuando veas a alguien haciéndolo mal (¿os acordáis de qué destrozo hicieron con Britney?) y aplaudirás cuando alguien se luzca. No te harán falta taconazos ni pelucas (aunque nunca están de más) para sentirte una más y darlo todo en tu casa, o en una fiesta o dónde sea. Lástima que nadie esté ahí para decirte aquello de SHANTAY, YOU STAY.


Pero ya te lo dices a ti misma, que oye, if you can't love yourself, who in the hell are you gonna love somebody else? Can i get an amen up in here?




LET THE MUSIC PLAY!


lunes, 13 de marzo de 2017

Trainspotting 2 (T2): Hacerse viejo y dejar de molar


-So we all get old and then we can't hack it anymore. Is that it?
-Yeah
-That's your theory?
-Yeah. Beautifully fucking illustrated.


Renton y Sick Boy nos adelantaban de qué iba a ir la segunda parte de la icónica Trainspotting. Han pasado veinte años desde que los conocimos a ellos, y también a Spud y a Begbie. Desde que vivimos su adicción, su amistad y nos engancharon porque eran honestos, porque a veces tus amigos te cansan, porque no fingían que eran santos, porque eran imperfectos, porque eran unos yonquis, pero las otras opciones no eran mucho mejores; porque le decían "que te jodan" a lo que estaba socialmente aceptado; porque llevar la vida que todos llevan no es satisfactorio. 

The Gang
Ha pasado tiempo, y ese tiempo es importantísimo para enfrentarse a Trainspotting 2: ellos no son los mismos que hace veinte años y tú tampoco eres la misma persona que cuando viste Trainspotting. Y es importante también que ellos te importaran en su momento, y que te hayan acompañado en tu vida de alguna manera, como amigos especiales con los que deseas reencontrarte. Y por último, creo que es necesario alcanzar cierta edad, o cierta madurez, o quizá simplemente un estado en la vida en la que sí, te haces viejo, estás dejando de molar y, sobre todo, la vida, tu vida, está dejando de molar porque estás en una situación complicada y no sabes cómo vas a poder salir de ella. Si no reúnes las tres condiciones, o al menos alguna de ella, probablemente T2 no te removerá por dentro.

The good
Han pasado veinte años. La vida ha pasado. A la gente buena a veces le pasan cosas malas; la gente buena a veces se siente asfixiada por la vida y no encuentra el aire. Intentas no caer, pero caes. ¿Y quién va a estar ahí para salvarte? Hace veinte años te prometiste cosas a ti mismo. Te prometiste otra vida. O tal vez la vida ni siquiera te dejó hacer promesas, porque te aseguró que todo el futuro estaba vendido y que no quedaba nada para ti. Llegas a una edad, y te das cuenta de que has fracasado. Que la vida te decepciona, que no tiene nada que ofrecerte y que llegados a cierto punto, ¿qué puedes cambiar ya? ¿Cuáles son las alternativas?

The Psycho
Y recuerdas. Haces un viaje por tu pasado para intentar encontrar a tu yo del presente y el momento exacto en el que todo se fue al traste. Te acuerdas de cuando, aunque fueras un desastre, eras joven, te rodeabas de tus amigos y aún tenías la vida por delante para hacer con ella lo que quisieras. Te acuerdas de lo que perdiste, de las oportunidades perdidas, de las decisiones equivocadas. Y tus amigos son clave. Ellos son parte de ti, y tú de ellos, aunque hayas pasado veinte años sin verlos, aunque los odies, aunque estés enfadado con ellos, aunque sepas que son unos psicópatas. No puedes pasarte la vida enfadado con alguien tan similar a ti.

T2 es la película que nos recuerda que Spud es el único que se merece que la vida lo trate bien, pero la vida no es justa. Es la película que nos hace reír con Begbie, y también temerlo y sufrir la angustia de tener a un psicópata cerca. Es la película de Renton y de Sick Boy, ahora Mark y Simon, de su amistad; es una película sobre tener a tu amigo cuando no tienes otra cosa. No saben cómo vivir decentemente, no saben enfrentarse a la madurez, pero tienen la nostalgia, tienen el sentarse en el sofá a hablar o a emborracharse con alguien, tienen el poder de traicionarse y seguir mirándose el uno al otro a la cara porque están igual de podridos por dentro. 

The wankers
Es la película del momento en el que vivimos. De las redes sociales, las apariencias, las fiestas y el fingir que todo va bien, cuando por dentro solo estás pidiendo a gritos que alguien te ayude a arreglar tu vida. Vivimos en un momento de incertidumbre en el que la gente no sabe lo que quiere; en el que, si lo sabes, es probable que no te sirva de nada porque no tendrás oportunidades de alcanzarlo a no ser que tengas suerte; somos una generación, miento, varias generaciones, sin futuro, con contratos basura, trabajos que no nos hacen felices, Internet, contarle a desconocidos lo que te pasa porque así sientes que alguien te escucha; somos una generación de consumismo desmesurado que solo nos hace más infelices. Nos encanta presumir de las pulgadas de nuestra televisión, de nuestros teléfonos y de nuestros selfies, pero eso no nos da la felicidad.

Hay que elegir el camino correcto. Eso es lo que te dicen, pero el camino está destruido y no hay lugar al que ir. Te das cuenta cuando ya no eres tan joven. Cuando has empezado el declive, como le pasó a Sean Connery. no hay vuelta atrás, pero tampoco se ve nada cuando miras hacia delante. Nadie te preparó para esto y ahora nadie va a ayudarte.

The nostalgia
Elige la vida. Elige la nostalgia. Elige tus amigos. Elige algo que te salve de tu pasado y te regale un nuevo futuro. Elige el arrepentimiento, la desgana. Pero elige salir adelante. Sea como sea. Elige lo que quieras elegir, lo que te dejen elegir, pero elige algo antes de que ya no puedas elegir nada más que esperar la recta final.

Elige la vida, con sus decepciones, con su pesimismo, con sus laberintos sin salida y con amigos que te acompañen para que sea más llevadero. Elige un disco, ponlo a todo volumen, déjate llevar y ríe. Ríe porque estás vivo, a pesar de todo.